"En qué radica madurar, yo no lo sé

Talvez se trate de fallar pero evitar desfallecer,

A lo mejor también se trate de perder y seguir decayendo...
Pero aterrizar siempre en pie."
Con El Tiempo, Delirium Tremenz & Lianna

En los días de nada, quiero sentirlo todo como la Luna. Permitirme fallar, caerme, no salir de la cama. Permitirme la nostalgia.

Hace unos meses alguien me dijo que necesito una cita para llorar, y es que cuando uno intenta ser sonrisa todo el tiempo… olvida el poder de la tristeza. 

Me doy tanto ánimo a diario que ni siquiera sé cómo sentarme a ver llover. Y cuando lo expreso pocos lo entienden, los acostumbré a verme como La Fuerza. 

Pero la vida a veces se pone Saturno y más me vale entender rápido que es difícil querer ser siempre el Sol. 

Llevo un par de años creyendo que puedo con todo, pero la realidad, es que tal vez me siguen doliendo las mismas cosas que cuando tenía 15 -un brindis por ese Plutón/Escorpio en casa 4-.

Si profundizo en mi dolor, tendré que intentar no tocar tanto las paredes, porque presiento que no podré sostenerlas. Saturno me pondrá a prueba y creo que voy a perder.

Las razones podrían ser simples: la idealización de escenarios que nunca llegan o el terminar siempre en el “placentero” juego de mi mente; el clásico aferrarme a mis pensamientos, mis sueños y mis ideas con un detalle devoto que solo un stellium en Géminis podría entender.

Recorrer conversaciones inexistentes o esperar la iniciativa del grupo de ‘los que jamás empiezan’, pretendiendo que los demás actúen como mi Marte. 

¿Y mi Luna? De pelea con la falta de fuego en la gente, tengo la falsa ilusión de que no sea yo quién deba empezar las conversaciones difíciles y las audaces, de no tener que apelar a mi honestidad -bruta-. No quiero ser más la que abre puertas, genuinamente quiero que me inviten a pasar, o salir, porque hasta para irme he tenido que ser yo quien toma la decisión.

Ojalá mañana anote en mi listado de las lecciones y las crisis, que en el fondo Saturno y yo sí podemos ser amigos, porque al menos de su parte jamás he recibido tibiezas.